Tránsito
Publicado el 25/06/2008
Sí. No. No. No, estaba en medio del océano. En medio de. Sí, nadando, bueno, flotando.
No, estaba quieto, quieto en medio del océano, como flotando. Sí, desnudo, sin ropa. Sí, nada de ropa, desnudo integral.
El Sol. Era de día, sí. Hacía mucho Sol y yo estaba allí en medio, con el Sol dándome en la cabeza.
Angustiado, sí. Mirando a todas partes. Bueno, pues vale, había salido de un submarino, pero no había rastro de él. Nada, nada a la vista. Sólo agua, agua por todas partes.
Decía, estaba angustiado. ¿Cómo no? ¿Pues imagínate? En medio del océano, con un sol del copón y sin nada más que agua salada hasta el horizonte. Redondo, un horizonte redondo hasta el infinito. Bueno, hasta el límite visible, claro. Sí, una esfera. Pues claro.
Respiraba con dificultad, claro. Mirando desesperado hacía el horizonte, hacía el cielo. ¿Y yo qué sé? Pues una avioneta, o un barco que apareciese de repente a lo lejos. ¿Cómo un espejismo? ¡Qué va! Bueno, pues sí, para que nos entendamos.
Decidí bucear. Claro, para nada. Sí, estúpido. Ya sabes que suelo serlo. Sí, y mucho, y más. Claro, sí. Pues estúpidamente decidí bucear. ¿Mejor así? Pues eso, como buen gilipollas que soy, me sumergí.
Y en esto que me empiezo a tranquilizar. Bajo el agua. Sí, claro. Eso. No. No trague agua. No respiraba. No, no es que respirase el agua, es que no respiraba nada. Nada. Como cuando haces el muerto en el agua boca abajo que puedes estar más de un minuto sin respirar, pues eso.
Sí, sí que me movía. Estaba buceando, pero sin respirar. Bueno, pues no sé. El caso es que iba hacía abajo. Sí, ahora te cuento. Iba hacía abajo respirando, quiero decir SIN respirar y de repente me doy. Sí, SIN respirar. Y de golpe, me doy cuenta que estaba volando.
Volando, volando. Volando por el cielo. ¡No! por el espacio. Sí, por el espacio exterior. Como los astronautas. Sí, sí, desnudo. ¿Y qué más da? Total, como no me vieran los de la Estación Espacial. Bueno, y aun así. Cosas más raras habrán visto. No, que seguía sin respirar. Nada, como lo del muerto. No, yo no. Digo como cuando haces lo del muerto en el agua. Pues eso.
Y veo, a lo lejos el Sol, algo que parece Mercurio, Venus y claro, sí, la Tierra. La Tierra. Bueno, y los otros planetas, y un mogollón de estrellas. Hombre todos... todos, yo que sé. No los conté. Sí, Saturno, sí. Sí con los anillos, y todo. Bueno, como en la tele. Estrellas inmensas, sí. Como. Eso, como puños.
Sí, a eso. Sí, a eso quería llegar, ¡ja! Claro. Porque me dirás que en medio del océano no tenía escapatoria. ¡Claro, sí! ¡Pero aquí! ¡Ja! Cosas peores. ¡Algo peor! No, no, NO respiraba. Flotaba en el espacio. No, volar no, flotaba. Bueno, pues sí. No. Sí, habré dicho volar. Pues flotaba.
En eso que. No. No es eso. En eso que. Allí. Me doy cuenta de que no me veo. Que no. Sí, sí, los planetas, Saturno, la Tierra. Sí. Sí, como puños. Estrellas como, sí. Todo, pero yo. Me miro y no, y no me veo. Sí, yo me miro. Pues no sé. Tú ¿con qué te miras? Claro. No, no veía nariz ni ostias. Nada, ni las pestañas. Pero no me veía a mi mismo. Ni brazos, ni piernas, nada. No me veía nada. Cero. Niet. Rien de rien.
No sabría decirte desde cuando. Bueno, no me miraba desde. Sí, un rato. No sé, no suelo mirarme. Vale, si hay un espejo sí. Pero. No lo sé. Pero. Sí, sí. Fue en el espacio exterior cuando fui. Sí. Sí, me di cuenta entonces. Sí. Fui consciente de que no estaba. Bueno estar, estar sí que estaba, ¿no? Porque veía. Claro, sí, y era consciente. Exactamente. Eso.
Pues eso. Luego te encontré y lo demás ya lo sabes.